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jueves, 16 de junio de 2011

GUÍA DE CERDEÑA: LA COSTA ESMERALDA


El año 1962, de la mano del Consorcio Costa Smeralda, nacía una operación urbanística de altas miras; el ideólogo y presidente del consorcio fue el riquísimo príncipe ismaelita Karim Aga Khan. El frente marítimo de la costa de Monti di Mola, en el municipio de Arzachena, era una región salvaje, hasta aquel momento casi deshabitada, repleta de ensenadas, playas de arena blanca y aguas cristalinas. El Consorcio cambió el nombre de la costa, bautizándola con el color que muchas veces adquieren los fondos de las calas. Pero cambiaron muchas cosas más, la transformación fue total. Se construyeron poblados a orillas de cada bahía, aprovechando el relieve costero y adaptando los edificios al entorno, a base de formas irregulares, decoraciones externas rústicas y jardines colgantes, siempre en un estilo muy mediterráneo. Afamados arquitectos dieron forma a los pueblos turísticos, entre ellos Jacques y Savin Couëlle, Gianfranco Fini, Maria Sotgiu o Michele Busiri-Vici. Grupos hoteleros especializados en los establecimientos de lujo se mostraron interesados en el proyecto entre ellos la cadena Sheraton y The Luxury Collection, levantando hoteles pensados para albergar a personas de muy alto nivel adquisitivo y por tanto exigentes al máximo.



En núcleo inicial de Costa Esmeralda empezó entorno a Porto Cervo, extendiéndose tanto hacia el norte como el sur. Se construyeron puertos deportivos pensados para los grandes yates; helipuertos para recibir a los multimillonarios llegados con sus aviones privados al aeropuerto de Olbia y que se trasladan por aire hasta Porto Cervo u otras localidades. Actividades lúdicas y deportivas muy selectas tienen lugar en la región, desde torneos de golf a regatas de alto nivel, así como fiestas privadas, alimento de páginas y páginas de la prensa rosa de todo el mundo.

Porto Cervo se parece a una aldea mediterránea, dominada por los colores ocres de las casas medio escondidas bajo cascadas de buganvillas. Al acercarnos a las tiendas es cuando vemos que no se trata de un pueblo de pescadores; donde pesábamos encontrar la tienda de ultramarinos, resulta ser un establecimiento Louis Viutton, y al lado está Prada, un poco más allá Bulgari. La plaza del pueblo (aquí no hay indignados acampados, más bien el lujo y despilfarro de toda Costa Esmeralda es para que nos sintamos indignados al resto de los humanos), quiere ser una apacible plazoleta con sus bares y restaurantes, pero los precios en nada se parecen a los de una población costera normal. Un poco más abajo se desemboca en el puerto. El frente marítimo despeja todas las dudas; al otro lado de la bahía se atisban villas increíbles, y amarrados en los muelles se concentran varios yates de más de 50 metros de eslora, alguno incluso supera los 90 m. Porto Cervo es el corazón de Costa Esmeralda. Aquí se reúne la jet set más exclusiva, no faltan príncipes y princesas, financieros archimultimillonarios (tal vez provocadores de crisis mundiales), cotizados artistas de Hollywood, la élite del deporte con corredores de Formula I, tenistas, futbolistas famosos y como no los inevitables paparazzi. Cientos de turistas “convencionales” recorren, cámara fotográfica en mano, las calles de este fabuloso poblado. Quizás tengan ocasión de sacarle una foto al mismísimo George Clooney o a cualquier otra celebridad.
-Puede que sea una leyenda urbana, pero se dice que en determinados night clubs, en los que sólo se permite la entrada a unos pocos elegidos, la consumición vale 500 €. Este es un punto que no hemos verificado. La verdad es que ni siquiera lo hemos intentado. Para un redactor de guías turísticas, pagar 500 € por un cubalibre, está fuera de su presupuesto-

Una de las visitas a no perderse es la iglesia de Stella Maris, construida en 1969 por el arquitecto Muchel Busiri-Vici. El edificio religioso es atrevido en sus formas, muy ajustado a la tradición insular mediterránea, con volúmenes de distintos tamaños, líneas curvas, cubierta de tejas y paredes encaladas. La portada reproduce un porche, sostenido por toscas rocas graníticas. La puerta de bronce, representando la Anunciación, es del artista Luciano Minguzzi, al igual que el símbolo cristiano situado sobre la fachada. El campanario es tronco cónico. El interior es casi un museo, con la pintura de la Virgen de los Dolores, atribuida a Domenico Theotocopoulos “El Greco”, del siglo XVI. Otras obras de arte son dos crucifijos de escuela alemana de los siglos XVI y XVIII. El órgano es de origen napolitano, del siglo XVII.

No hay duda que el éxito de la metamorfosis de esta zona de Cerdeña ha sido excepcional, si pensamos que estas tierras habían sido durante siglos el sencillo hogar de pastores de ovejas y hasta hace pocas décadas escondite de bandoleros.


* Extracto de la guía: RUMBO ACERDEÑA, de Toni Vives, Editorial Laertes.


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