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miércoles, 19 de marzo de 2014

PRESENTACIÓN EN BARCELONA DE LA GUÍA DE IRÁN

                                    
                                               ¡OS ESPERAMOS!

jueves, 16 de enero de 2014

Nueva guía de Irán

 
Acaba de ver la luz mi último libro: la guía RUMBO A IRÁN. Como las otras guías la ha publicado editorial Laertes.
La primera presentación será el próximo viernes día 24 de enero en el marco de FITUR de Madrid. Será a las 11 de la mañana en la sala 6.2 del pabellón 6. Estáis todos invitados. Próximamente os anunciaré la presentación que se hará en Barcelona.
Viajar por Irán, la antigua Persia, es adentrarse en un país cuna de civilizaciones: elamitas, hurritas, sumerios, medas, aqueménidas, sasánidas, selyúcidas...; Darío el Grande, Artajerjes, Alejandro el Magno, Gengis Kan, Tamerlán, Abbas I, y, ¡cómo no!, la Anglo-Iranian Oil Company. Yacimientos como los de Susa o Persépolis harán las delicias de aquellos que se emocionan ante los vestigios de la antigüedad. No será difícil evocar la mítica Ruta de la Seda en ciudades como Isfahán, Yazd, Shiraz o la misma Kermán. Sencillas pero útiles y ecológicas construcciones de adobe, cúpulas recubiertas de cerámicas brillando al sol, la presencia de Zoroastro, altos y esbeltos minaretes, mausoleos... Preciosas alfombras, tranquilas y acogedoras casas de té, miniaturas –un arte preciso muy extendido en Irán–, bazares, pero sobre todas las maravillas, la hospitalidad y la amabilidad de los iraníes, en boca unánime de los afortunados viajeros que han recorrido el país. Quizá todo ello compense a los occidentales, sobre todo a las mujeres, de la molestia de atenerse en su vestuario a las estrictas normas islámicas. ¡Irán os espera!

jueves, 13 de junio de 2013

IRÁN, UN VIAJE CARGADO DE EXPERIENCIAS


Irán, jardín Shahzade de Mahán
Hacía demasiado tiempo que no escribía en mi blog. Varios motivos han hecho fuera dejando pasar los días sin publicar nada. Las excusas son un par de viajes y un problema de salud (una neumonía, precisamente contagiada en Nepal, y por suerte ya superada).
Ahora, de regreso de un nuevo periplo por esta fabulosa tierra llamada Irán, pongo manos a la obra y retomo la tarea de escribir el Pequeño Gran Mundo de los Viajes. Y sobre las sensaciones recibidas en este recorrido es de lo que trata el siguiente post.

Irán, casa Borujerdi de Kashán

He estado recorriendo Irán para poder recoger y verificar datos para una nueva edición de la guía de viajes "Rumbo a Irán". El trabajo de campo siempre suele ser la parte más enriquecedora en la preparación de un libro. Luego viene la parte pesada, la de pasar horas y horas delante del ordenador, tratando de dar sentido a la guia.
 
Irán, caravasar Zein-o-din
Hoy os explicaré poco sobre las bellezas de Irán, eso lo dejo para posteriores artículos. Lo que me gustaría es transmitiros algunas de las impresiones que me llevo de este viaje.
Irán, las distintes vestimentes de las mujeres iraníes

Para empezar, una de las cosas que me causó impacto es el espectáculo que se produce en los vuelos de llegada y salida de Irán. Otras veces había vivido lo mismo, pero no recuerdo que fuera tan sorprendente, quizás es que volaba con las líneas aéreas iraníes y esta vez lo hacía en una extranjera. Como supongo que ya sabéis, en Irán es obligatorio que las mujeres se cubran la cabeza con el velo islámico. Sin entrar en el debate del porqué de esta norma, debo decir que resultó me fascinante la metamorfosis de la mayoría de mujeres que viajaban en mi avión. 
Irán, la gran metròpoli de Teherán
Cuando faltaba muy poco para aterrizar en el aeropuerto Imán Jomeini de Teherán, en un abrir y cerrar de ojos, todas aquellas chicas y señoras que minutos antes vestían modernas y occidentales vestimentas, con ajustadas camisetas de tirantes, faldas cortas y atrevidos escotes, ahora estaban listos para bajar equipadas, algunas con el chador negro tradicional, y otros con gabardinas, camisas largas y la cabeza cubierta del pertinente rusarí (el pañuelo forzoso). El día de mi regreso la operación se produjo a la inversa. Mujeres que entraban en el avión cubiertas de riguroso uniforme islámico, sólo sentarse en su sitio de la aeronave se convertían como por arte de magia en personas vestidas a la última moda europea.

Irán, estación de metro en Teheran
Mi último viaje a Irán fue en octubre de 2010. Desde entonces he podido constatar una mejora significativa en cómo se transita por las calles de Teherán, una metrópoli que no para de crecer. Varias causas han contribuido a volver un poco más "civilizada" la manera de circular. Hasta hace poco, consideraba que uno de los lugares del mundo donde el tráfico era más caótico era la capital iraní, mucho peor de cómo se circula por Bombay o El Cairo, que ya es decir. Los pocos semáforos no funcionaban, el conductor más atrevido era el que avanzaba, haciéndose lugar por donde no lo había, y el respeto a los peatones era absolutamente nulo. Ahora hay bastantes semáforos en funcionamiento, y que son respetados por los vehículos. Se ha creado una amplia zona en el centro de la ciudad, donde el tráfico está restringido (hay que pagar una tasa para acceder a ella, al estilo de Londres). Pero lo que más se nota es la menor cantidad de vehículos en circulación, gracias a la entrada de nuevas líneas de metro. También ha mejorado mucho el respeto a las normas en las autopistas. La presencia de policía de tráfico y muchos radares de control de velocidad, han amansado a los conductores. Ahora son vías mucho más seguras.
Irán, autopistes
La joya de Irán es su gente. De nuevo he podido constatar el carácter amable, abierto y extremadamente hospitalario de los iraníes. Estuviera donde estuviera siempre que lo he necesitado han estado dispuestos a ayudarme, con una sonrisa y sin pedir nada a cambio. Un pueblo admirable, que no pierde el buen humor, a pesar de estar pasando algunas dificultades debido al embargo al que está sometido el país ya la constante pérdida de poder adquisitivo.
Irán, las hospitalidad de sus gentes es única
Pero no todo han sido satisfacciones. Una de las mayores decepciones la tuve cuando quería acceder a una casa de té situada en una terraza del bazar de Isfahan, justo sobre la plaza del Imán. La han cerrado. Los motivos, dicen, son que a las autoridades de Isfahan les gusta poco que la gente disfrute de la vida, prefieren que vayan a la mezquita a rezar. Era mi preferida. Un lugar ideal para pasar el tiempo observando la vida de la ciudad, tomando un té y charlando con la gente. Pero lo peor es que también han cerrado las emblemáticas casas de té situadas en los fabulosos puentes de Isfahan. Se ha perdido uno de los placeres que podía tener el viajero en esta ciudad de ensueño.

Irán, ya no hay cases de té en los puentes de Isfahán
Parte de mi trabajo ha sido visitar nuevos hoteles y restaurantes. Las mejoras en los alojamientos son evidentes, sobre todo algunos nuevos establecimientos pueden compararse al estándar internacional. Me ha alegrado ver cómo poco a poco va cogiendo empuje la idea de aprovechar antiguas mansiones en hoteles. Lo he visto con magníficos ejemplos en Shiraz, Isfahan, Yazd e incluso el pequeño pueblo de montaña de Abianeh. A resaltar el trabajo realizado en el antiguo caravasar (especie de fortaleza donde se cobijaban las caravanas) de Zein-o-din, inaugurado como alojamiento hace unos diez años, y que ha ido consolidándose como uno de los mejores destinos del desierto del sur de Yazd.

Irán, el caravasar Zein-o-din
Los restaurantes siguen demostrando poca imaginación a la hora de confeccionar los menús. Son muy pocos los que se atreven a introducir nuevos platos y sabores y así romper con la monotonía habitual de la cocina iraní de los restaurantes. Y lo que es curioso es que la gastronomía en Irán es buena y variada, con productos de mucha calidad, pero esta cocina sólo se encuentra en las casas y no hay manera de que se traslade a los restaurantes, salvo unas pocas excepciones. Al igual que ocurre con los hoteles, hay iniciativas en aprovechar antiguas mansiones, palacios, baños y caravasars, y transformarlos en restaurantes con encanto. Excelentes ejemplos en Kashan, en la casa tradicional Abbasi y el caravasar Sha Abbas de Meybod.
 
Irán, restaurante tradicional

Siempre he sido bastante negado con los números (uno de los defectos de muchos de los que hemos estudiado letras). La constante devaluación de su moneda iraní, el rial, hace que las cantidades a pagar por cualquier cosa sean enormes. Sólo hay que ir a la casa de cambio y salir sintiéndose uno millonario, pues por cien euros te dan casi cinco millones de riales. A la hora de pagar, algunas veces te piden el precio en riales, y otros en tomanes. El tomán es una manera de abreviar las cifras: un tomán son diez riales. Hasta que no se coge un poco de práctica cuesta acostumbrarse, y sobre todo cuando se está hablando de cantidades de cientos de miles de riales o de decenas de miles de tomanes.

Irán, estado actual de Bam
Y por último una recomendación. He podido visitar las obras de restauración de la ciudadela de Bam. Esta fabulosa ciudad del desierto quedó arrasada por el terremoto del año 2003. Los trabajos que se están haciendo siguen el sistema original de construcción: adobe fabricado con paja y arcilla. El proceso es lento y hay mucho a reconstruir. Por ahora se ha repuesto un 20 o 25 por ciento de toda la ciudadela. Como es un destino bastante alejado de las visitas tradicionales, pienso que todavía no ha llegado el momento para ir hasta allí. Habrá que dejar pasar algún año más. Quien desee ver una fortaleza del desierto bien conservada, queda como alternativa Rayen, situada unos 100 km al sur de Kerman.
Irán, Fortaleza de Rayen

Y ahora, a esperar como terminan las elecciones presidenciales. En el caso de que las cosas de la política permitan el inicio de un periodo aperturista y todo se desarrolle sin ningún tipo de disturbio, seguro que Irán será en los próximos tiempos un destino turístico muy codiciado: precios bajos, más facilidades en los vuelos (Qatar, Turkish, la lowcost Pegasus) y sobre todo la dificultad de viajar a otros países del norte de África y Oriente Medio.

martes, 25 de septiembre de 2012

Expedición al Shisha Pangma


Inici del formulari

Escribo estas líneas con la añoranza de una fabulosa experiencia montañera y a la vez con el amargo regusto de haberme enterado hace un par de días de la pérdida de Martí Gasull, un querido alpinista del barrio barcelonés de Gràcia, sepultado por una terrible avalancha en el Manaslu . Descansa en paz Martí.

El Shisha Pangma visto desde el campo base avanzado

Hace exactamente veinte años, en la tarde del 26 de septiembre de 1992, que después de muchos esfuerzos, las granadinas Amparo Ortega e Inmaculada Fernández, con las que hice cordada, pudimos alcanzar la cumbre del Shisha Pangma central siguiendo la arista norte.


Esta montaña tibetana tiene una altura de 8.027 metros en su cumbre principal y 8.013 m en el central, por lo tanto es el más "pequeño" de los catorce picos de más de ocho mil metros que hay en la Tierra.


Desde este blog, quiero recordar a las demás personas que llegaron a la cima del Shisha Pangma el mismo día: la alpinista catalana Magda Nos y el sherpa Ang Phuri, y los dos componentes de la expedición Sabadell - 92, Rafael Fuentes y Toni Bericat, acompañados del nepalí Saila Tamang. Y sobre todo un especial recuerdo para el sherpa que nos ayudó durante el accidentado descenso hacia el campo III situado a 7.600 metros (una de las chicas desarrolló ceguera de la nieve y debido a la lenta bajada se nos hizo de noche). También agradecer a Enric Ripoll de la agencia de viajes Muztag, su ayuda en la organización de la expedición y su labor durante la misma, colaborando en todo momento hasta más arriba del campo III.

El autor durante la ascensión

Aunque hayan pasado dos décadas, los recuerdos de la ascensión a una de las más grandes montañas del Himalaya y por tanto de nuestro planeta son de aquellos que no se borran. Tengo bien grabados en la memoria todos y cada uno de los momentos de la expedición, desde los problemas burocráticos en las aduanas nepalí y china para pasar con un camión cargado de víveres y material de montaña, hasta el regreso a Katmandú, cuando me robaron un petate con todas mis pertenencias, incluidos casi todos los carretes fotográficos con el material gráfico de la expedición. Y sobre todo tengo bien presente el día de la ascensión, el retraso que fuimos acumulando por la mala condición de una nieve demasiado profunda, y en especial el descenso en circunstancias precarias, una noche muy, muy fría (las linternas dejaron de funcionar seguramente debido a las bajas temperaturas) y la dificultad en encontrar la traza en la oscuridad. Evoco como si fuera ayer el momento en que vimos las señales luminosas que nos hacían desde el campo III, y la rápida ascensión de un anónimo sherpa que vino a buscarnos y nos ayudó a bajar a la chica que había quedado sin visión. La acción de este sherpa es una más de las muestras que nos hace ver la especial condición y valor de este pueblo que dedica sus esfuerzos a que los alpinistas de todo el mundo podamos alcanzar las montañas más elevadas.


Aquella fue la primera vez y única, que me atreví con un ocho mil. La experiencia recogida a lo largo de muchos años de aprendizaje, primero en los Pirineos, luego los Alpes y ya más tarde en grandes montañas de más de siete mil metros, me pareció suficiente para atreverme a con el más modesto de los catorce ocho miles. El Shisha Pangma, también conocido como Gosaithan, es considerado uno de los gigantes "fáciles", aunque pienso que por encima de los 7.500 metros no hay nada fácil si las condiciones se te ponen en contra. Por suerte esa temporada post-monzón fue benévola con los montañeros y a pesar temperaturas muy bajas, mantuvo durante bastantes días los cielos bien serenos. El grupo expedicionario, que pese a ser heterogéneo, se comportó con mucha camaradería, donde todos colaboraron ​​en la consecución de la cima, y ​​el hecho de que los dioses de las montañas nos fueran propicios, seguramente fueron los elementos precisos de un cocktail perfecto.
El autor, Amparo Ortega y Macu Fernández de regreso a Barcelona

El recibimiento

Dudo mucho que algún día se me pase por la cabeza de dirigir los pasos hacia otro ocho mil, para estar allí se requiere demasiado esfuerzo y sufrimiento, pero las lecciones que me dio aquella montaña, seguro me seguirán sirviendo en las ascensiones más modestas. El mundo está lleno de cumbres de moderada dificultad en las que siempre se puede encontrar lo que uno busca.

miércoles, 30 de mayo de 2012

GUÍA DE CHINA: EL PATRIMONIO MUNDIAL DE LA UNESCO (VIII)


AREA DE INTERÉS PANORÁMICO E HISTÓRICO DE HUANGLONG



A finales del año pasado publiqué en el blog un artículo en el que os describía el parque de Jiuzhaigou. Entonces ya indiqué que muy cerca de allí había otro lugar de belleza natural indescriptible. Se trata de Huanglong (el Dragón Amarillo), y se encuentra también en la provincia de Sichuan, a unos 150 kilómetros al noroeste de Chengdu, la capital provincial y a unos 50 km al norte de Songpan, una población que había sido una guarnición militar durante la dinastía Qing. El conjunto, fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1992.
Songpan
El parque de Huanglong tiene una superficie de 70.000 Ha. La zona principal es la que aprovecha el valle de Fuijiang y que sube desde los 1.700 metros sobre el nivel del mar hasta el 5.588 m. cima del Xuebaoding (Pico de la Montaña Nevada), punto culminante de la cordillera Min Shan. De hecho, esta montaña, con sus nieves perpetuas, es el telón de fondo perfecto al conjunto paisajístico que se despliega pendiente arriba de manera parecida a un dragón.
El clima se caracteriza por sus bajas temperaturas. La precipitación media es de 715,4 mm anuales. Entre mayo y septiembre es cuando se produce el 70% de las precipitaciones, muchas veces, aunque sea verano son en forma de nieve.


El atractivo principal de Huanglong es sin duda la peculiar estructura geológica, que a su vez es la que configura uno de los paisajes más surrealistas del planeta. En sólo de 3,6 kilómetros de longitud se han formado hasta cuatro mil lagos. Estos pequeños lagos se asientan sobre la base caliza del terreno y están construidos de travertino (roca sedimentaria formada por calcita). Los depósitos de agua quedan frenados por barreras naturales de restos orgánicos, principalmente hojas secas y así se forman las pequeñas piscinas. Además, la presencia de algas y bacterias en el agua da una coloración cada una de las pozas. La paleta de colores va del amarillo al azul, pasando por el naranja y el verde, en todas las tonalidades.



La disposición de la reserva se escalonada. La parte baja, entre los 1.700 metros y los 2.300 m, se encuentra cubierta por bosque denso, con predominio de los abetos y los arces. El siguiente nicho llega hasta los 3.600 m, y es un ecosistema conformado por terreno subalpino, con profusión de alerces, abedules y abetos. Ya más arriba, hasta la cota aproximada de los 4.200 m el bosque se esclarece y deja paso a los prados alpinos y zonas arbustivas de rododendro. La franja comprendida entre los 4.200 m y los 4.800/5.000 m  apenas muestra signos de vegetación, y finalmente, la parte más alta es un mundo árido, donde sólo se encuentra roca y nieve.




Los paisajes lacustres más interesantes se encuentran a partir de que el bosque se aclara, por encima de los 3.280 m; a partir de este punto aparecen los primeros lagos, a esta zona se le llama Huanglonggou (el Barranco del Dragón Amarillo). Se ha construido un itinerario por los turistas sobre pasarelas elevadas de madera, así se evita deteriorar las formaciones de travertino y a la vez se disfruta de una magnífica vista del conjunto. El recorrido preparado para las visitas acaba un poco por encima de los 3.600 m, justo una vez sobrepasado el templo Huanglongsi y por encima del lago Multicolor. Este último lago es el más fotografiado de todos los estanques. En una sola superficie aparecen casi todos los colores. Detrás del Lago Multicolor se alza majestuosa la montaña Xuebaoding. A lo largo del recorrido ascendente se pueden contemplar formaciones cársticas, destacando algunas espectaculares cascadas.
Lago Multicolor
Lago Multicolor i templo Huaglongsi
Uno de los grandes valores de Huanglong es la variedad botánica, con 101 plantas medicinales consideradas de interés por su valor medicinal y ornamental. La fauna es excepcional, con la presencia de 59 especies de mamíferos, 155 de aves, 5 de reptiles, 5 de anfibios y tan sólo dos de peces. Aunque sea muy difícil observar animales en este contexto (pocas bestias se acercan donde están las aglomeraciones de turistas), hay que saber que entre los bosques de montaña se esconden algunas especies en peligro de extinción y otras muy raras, entre ellas el panda gigante (Ailuropoda melanoleuca), el panda rojo (Ailurus fulgens), el mono dorado de nariz chata (rhinopitecus roxellana), el perro salvaje asiático (Cuon alpinus), el oso negro asiático (Ursus thibetanus), el takin (Budorcas taxicolor), el serao chino (Capricornio milneedwardsii) y el leopardo de las nieves (Uncia uncia).


Si algún día tenéis ocasión de visitar la provincia de Sichuan, no dejéis de visitar los dos parques de los que os he hablado: Juizhaigou y Huanglong. Más adelante os escribiré la descripción de algún lugar más de esta zona privilegiada de China.


* Texto extraído en parte del libro: RUMBOA CHINA, de Toni Vives y Josep Giró. Editorial Laertes.


domingo, 1 de abril de 2012

GUÍA DEL ECUADOR, SU PATRIMONIO MUNDIAL (II): CUENCA

San Sebastián

Santa Ana de los Ríos de Cuenca, la Atenas del Ecuador


Cada vez que tengo que escribir o hablar de la ciudad ecuatoriana de Cuenca, lo primero que me viene a la cabeza es el miedo que pasé allí un día de finales septiembre del año 2005. Estaba cenando en un buen restaurante del barrio del Barranco, cuando de repente todo empezó a tambalearse. Los platos se movían, las copas se tumbaban, las lámparas bailaban y los comensales nos mirábamos unos a otros sin saber demasiado qué hacer. La gente de Cuenca era la única que se mostraba impasible, decían "sólo es un temblor". Pero a los extranjeros ese "temblor" nos pareció larguísimo, y nos faltó poco para escondernos bajo las mesas o salir corriendo a la calle. Pienso que a mí me afectó más que a otra gente, pues durante el rato que duró el terremoto me venían a la memoria unas imágenes vividas el año anterior. La Unesco me había enviado a fotografiar la ciudadela de Bam (Irán) - un día os hablaré de este fabuloso lugar- y allí, el día de San Esteban de 2003 había habido un terrorífico terremoto. Murió más de la mitad de la población, más de 46.000 personas. Cuando fui a hacer fotos en Bam, sólo hacía unos meses del suceso y el ambiente que se respiraba era de desolación y destrucción.
Casas entorno al Parque Calderón
Pero mejor dejémonos de divagaciones y vayamos al tema. La ciudad de la que hoy os hablo es considerada por muchos ecuatorianos como la ciudad más bonita del país. El centro histórico muestra orgullosamente los recuerdos de un pasado colonial espléndido. El señorío de las calles, las viejas mansiones con cuidados patios y la innata elegancia de la que hace gala el conjunto del casco urbano, dan la razón a todos aquellos que han ideado epítetos tan acertados como el de “Cuenca, tesoro escondido del Ecuador”, “Capital cultural del Ecuador "o" La Atenas del Ecuador ». Todos los valores que guarda le valieron ingresar en 1999 en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

San Francisco
Cuenca es la tercera ciudad del país, capital de la provincia de Azuay, en plena zona de la Sierra, a una altura de 2.541 metros, y se encuentra 472 km al sur de Quito y 241 km al sureste de Guayaquil. Su población supera de poco los 300.000 habitantes.
Ruinas de Todos los Santos
La ciudad puede vanagloriarse de haber encontrado un perfecto equilibrio arquitectónico entre una tradición cultural, herencia del dominio español y de una nueva forma de concebir el urbanismo. Pero no toda la belleza de Cuenca es obra del hombre, la propia naturaleza ya había dotado de unos encantos especiales a la llanura Paucarbamaba, lugar donde se asienta la ciudad, y que en la lengua indígena cañarí significa «llanura de flores y pájaros», además, los cuatro ríos que la bañan han servido para dignificar aún más su privilegiado paisaje. Pero Cuenca no sólo es eso, sino el fruto de una larga suma de atributos como son los mercados, los puestos de flores, la variada artesanía, la simpatía de sus gentes, la herencia de sus intelectuales e hijos ilustres y como no la huella dejadas por los cañarís y los incas.

Las Conceptas
La cultura Cañar o cañarí se desarrolló en estas tierras y fue de las más avanzadas de los Andes. Sus orígenes son confusos, situándose hacia el siglo VI d.C. En donde hoy se levanta Cuenca tenían su principal asiento, Guapondelig. La llegada del inca Yupanqui al frente de 40.000 guerreros truncó la evolución de los cañarís y después de duros enfrentamientos fueron asimilados por el imperio inca hacia el año 1470. En el mismo emplazamiento de Guapondelig fundaron la ciudad de Tomebamba.

El hijo de Tupac Yupanqui, Huayna Capac, nació en Tomebamba y al hacerse con las riendas del imperio inca quiso convertir su ciudad natal en una capital tan esplendorosa como Cusco, haciéndose construir un palacio llamado Pumapungo (Puerta del Puma). Al morir Huayna Capac en 1527, sus hijos se repartieron el imperio; Atahualpa heredó el norte, con importantes ciudades, entre ellas Tomebamba, mientras que Huáscar se quedaba con Cusco como centro de la zona sur. Las disputas entre los dos hermanos no tardaron en convertirse en una guerra civil. Los nobles cañarís, educados en Cuzco, pero que seguían habitando en Tomebamba, se pusieron al lado de Huáscar provocando las iras de Atahualpa, el cual destruyó la ciudad y masacró a la clase dominante cañarí.


En 1547 el conquistador y cronista español Cieza de León llegó a Tomebamba, pero ésta ya no era más que un montón de ruinas. El día 12 de abril de 1557, el también español Gil Ramírez Dávalos por encargo del virrey de Lima funda la nueva ciudad. Fue bautizada con el poético nombre de «Santa Ana de los Ríos de Cuenca», en una clara alusión a los cuatro ríos que riegan el fértil valle, el Tomebamba, el Machángara, el Yanuncay y el Turquí, y también el nombre sugiere a la Cuenca de España. El mismo año de la fundación se iniciaban las obras de la catedral, el primer paso de lo que sería importante centro colonial. Cuenca se liberó de la corona española el 3 de noviembre de 1820.

Catedral Vieja
La Catedral Vieja, ahora conocida como iglesia del Sagrario, utilizó sillares incas en su construcción; estas piedras provenían del destruido palacio Pumapungo. Este edificio además tiene una historia ligada con la ciencia. El pináculo de su campanario sirvió de vértice para determinar el arco del meridiano terrestre, en la misión geodésica francesa de Carlos María de la Condamine, en el año 1739.

Catedral Nueva
En 1885 se empezó a construir una nueva catedral, la cual no se terminó hasta el año 1967. Es una construcción colosal, de las más grandes catedrales de América. Una de sus características, al igual que la mayoría de iglesias de la ciudad, es que las torres de los campanarios son bajitas en comparación al resto del edificio, esto es para evitar que caigan a consecuencia de los frecuentes terremotos.

Todos los Santos
Paseando por el casco antiguo de Cuenca se pueden ver muchas más iglesias interesantes, también hay monasterios, alguno de ellos reconvertido en museo. Las ruinas del período inca están bastante deterioradas, pero aún se pueden contemplar dos importantes conjuntos: las de "Todos los Santos" y los restos del palacio de Pumapungo. Otro de los atractivos arquitectónicos es bastante más reciente en el tiempo, y es el conjunto de edificios singulares construidos entre los siglos XVIII y XX. Muchas de estas mansiones señoriales son ahora hoteles lujosos, museos o centros oficiales.

Barrio el Barranco
El barrio «El Barranco», construido sobre un promontorio, es el más pintoresco de la ciudad; las casas parecen estar suspendidas en el vacío, sobre el curso del río Tomebamba, desde la parte alta se contempla una dilatada panorámica. La visión de El Barranco, recuerda curiosamente la ciudad española de Cuenca con sus típicas casas colgantes.

Parque Nacional de Cajas
Dieciocho kilómetros al oeste de Cuenca se encuentra el parque nacional de Cajas, un lugar de alto valor paisajístico. Sus montañas llegan hasta los 4.450 metros de altura; en medio de las peñas y lagos, discurre el antiguo camino inca. Bosques en estado puro, valles cerrados formando lagos de aguas cristalinas y amplias zonas de páramo, componen este bellísimo lugar de orografía compleja. La fauna es la propia de estas alturas, con la presencia destacada de pumas, osos de antifaz y los majestuosos cóndores.


Sin lugar a dudas, en una visita a Ecuador, conviene dedicar al menos un par de días a conocer la ciudad andina de Cuenca.


* Texto inspirado en parte del libro: RUMBO A ECUADRORY GALÁPAGOS, de Toni Vives. Editorial Laertes.