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jueves, 30 de junio de 2011

GUIA DE CERDEÑA: BASÍLICA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD DE SACCARGIA


La silueta del edificio de la basílica de la Santísima Trinidad de Saccargia es inconfundible. Su imagen es de aquellas que mejor identifican Cerdeña. Está situada 40 km al sur de Sassari, la segunda ciudad de la isla.



Es la construcción religiosa más llamativa, quizás la mejor de toda la isla. Los orígenes de la obra se explican mezclado la leyenda y la historia. El giudice de Torres, Costantino I y su esposa Marcusa di Gunale se encontraban de peregrinaje hacia san Gavino de Porto Torres; cuando pasaban por las cercanías de Codrongianos, Marcusa tuvo un sueño. Se le apareció la Virgen y le prometió que pronto sería madre de un niño. Tras el suceso, los esposos decidieron construir un monasterio en el emplazamiento donde tuvo lugar la visión.
Otra versión, que fue fielmente recogida en forma de capitel por los maestros procedentes de Lucca, señala la curiosa voluntad de una vaca que a diario bajaba desde los pastos para acercarse a unos monjes a los que obsequiaba con su leche; el animal, cada vez que pasaba por el llano donde hoy se levanta la basílica se arrodillaba como en acción de rezar. Lo cierto es que el monasterio perteneciente a la orden de Camáldula se construyó en el año 1112 y la iglesia fue consagrada en 1117. Del viejo monasterio sólo quedan los basamentos y un muro del claustro con arcadas, realizado en estilo toscano-románico. La iglesia es de estilo pisano y en su totalidad exhibe el bicromatismo que le proporcionan las hiladas de piedra calcárea con las de piedra basáltica. La planta es en forma de T, con una sola nave y un transepto con tres ábsides. Las medidas de la nave son 21 m de largo, 7 de ancho y 14 de alto. Con el tiempo se adosaron algunas naves menores. El campanario es de planta cuadrada y mide cerca de 40 metros, con dos pisos abiertos con ventanales el más alto es triforado (dos columnas en el centro) y el piso inferior con ventanal biforado (una columna central). La fachada es la parte más elaborada, con tímpano aguantado por cuatro columnas de basalto y debajo un friso suspendido por arcos sustentados por otras cuatro columnas de basalto. La parte más baja y protegiendo la porta se abre un pórtico, seguramente obra de maestros de Lucca. Es en uno de los capiteles del pórtico donde se puede observar la vaca arrodillada.

El ábside central está decorado por frescos, obra de finales del siglo XII, de excelente calidad. Resulta sorprendente lo bien que se han conservado las pinturas al fresco, en toda la isla no puede encontrarse ningún grupo pictórico románico tan completo.

El conjunto fue abandonado en el siglo XVI y no volvió a abrirse hasta entrado el siglo XX.*

* Extracto de la guía: RUMBO ACERDEÑA, de Toni Vives, Editorial Laertes.

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