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viernes, 12 de noviembre de 2010

A PEDALES POR EL PAÍS SENUFO Y EL PAÍS LOBI (y II)

Segunda entrega del artículo que publiqué el año 1998 en la revista digital Ulises, poco antes de cerrar sus apariciones en Internet.



            Los Senufo son un pueblo animista que sigue viviendo como hace siglos, emparados por su cultura tradicional y protegidos por sus espíritus-dioses. Observamos  los bosques sagrados (prohibida la entrada al sexo femenino). Alguna chica de nuestro grupo intenta en vano hacerles entender lo que es la emancipación femenina. Los poblados, constituidos por cases circulares de barro y techo de paja, son muy estéticos. Destacan los altares fetichistas y la cabaña del brujo. El lugar donde se guardan las mascaras no es visitable y ni tan sólo nos permiten fotografiar las pequeñas construcciones donde descansan, entre ceremonia y ceremonia, estas mascaras de madera, auténticas joyas, buscadas con afán por coleccionistas.
            Dedicamos una jornada para recorrer el entorno de Korhogo, lo cual nos permite conocer a los tejedores de Waraniane, la piedra de los sacrificios, la mezquita de Kassoumbarga y los herreros de Koni. El día después, una cómoda etapa, con pocas cosas a destacar nos conduce a Ferkessedougou, sólo son 50 km.
            Descansamos en un acogedor hotelito, y tomamos fuerzas para afrontar la larga etapa que nos espera. Por buenas pistas y a través del País Senufo, alcanzaremos el Komoe Safari Lodge. Los 128 km resultan entretenidos. Cada 10 km bebemos más de un litre de agua por persona. Y es que hoy el calor es intolerable.
            De nuevo nos esperan muchos kilómetros. Para llegar a Varalé, hemos de rodear el Parque Nacional Komoé. Los 131 km de la etapa los recorremos con una media de velocidad muy alta. Será porque hoy hay momentos en que llueve, o más bien es porque tenemos miedo de encontrarnos con un león. Algunos monos cruzan la pista y una larga serpiente huye asustada a nuestro paso, aunque seguro que somos nosotros los que nos hemos llevado un susto mayor que no el réptil. La noche de hoy la pasamos en tiendas de campaña.
            Poco después de salir de Varalé observamos que el tipo de poblado va cambiando. Estamos en la zona de transición entre los senufo y los lobi. En Kampti cruzamos la frontera de Burkina Faso, después de complicados trámites burocráticos y una que otra propina a los aduaneros. Ya cae la noche cuando alcanzamos el hotel de Gaoua, otro lugar donde la comida es excelente (para estar donde estamos- no viene en la guia Michelin-). Hoy han sido 104 km.
            Burkina Faso nos muestra otra de las reliquias culturales que todavía pueden encontrarse en África. Son los lobi. Este es uno de los últimos pueblos cazadores y guerreros, fieros guardianes de las montañas sagradas Poni, donde se dice que el oro había manado como agua. También son animistas.
Algunos lobi nos muestran sus curiosas casas, llamadas “sukalas”. Están construidas enteramente de barro, de formas rectangulares y con una sola entrada. En su interior, muy oscuro, existe una habitación per cada una de las mujeres del grupo familiar. Los animales, cabras y gallinas viven en las salas comunes. En el tejado se guardan los fetiches. Nos llama mucho la atención un grupo de artefactos que tienen la función hacer de “antena” entre los grupos de fetiches de cada uno de los poblados lobi, una especie de Internet animista.


            Varias etapas circulares con salida y llegada a Gaoua nos permiten un fácil acceso a los poblados de Birifor, Malva, Nako. Con un mica poco más de esfuerzo nos acercamos hasta la orilla del gran rio Volta. En Gaoua existe un pequeño museo donde podemos aprender el sentido de la vida en África.
            Nos sabe mal abandonar las comodidades y el buen comer de Gaoua. Después de un par de horas de darle a los pedales y alcanzamos las ruinas de Gan en Loropeni. Unas antiguas murallas demarcan el lugar de una especie de castillo, dicen que fue utilizado en las épocas del tráfico de esclavos. Cerca de allí está el poblado de Obire. Es la corte del rey Gan. Solicitamos audiencia y nos la conceden. Nos reciben el monarca y su última esposa, enfrente la cabaña que hace las funciones de palacio. Es un rey asequible y simpático. Nos cuenta que sus súbditos son unos 5.000. Con cierto orgullo nos muestra el coche oficial, un Citröen 2 Cv del año de la catapum, que en nuestro país no pasaría las revisiones obligatorias. Dejamos la nobleza ya que la ruta hasta Banfora todavía es larga y desde Obire a la pista principal está en bastante mal estado. En total han sido 50 km. Desde Banfora, una buena carretera, con muchos controles policiales, nos conduce a Bobo Dioulaso. Para acabar el viaje nos falta otra etapa de enlace, ahora en el vehículo de apoyo, hasta Ouagadougou, capital de Burkina.
            En total han sido diecisiete intensos días en África. Mucho calor y vivencias de todo tipo. Quienes no conocían África, ahora la llevan en su corazón y más de uno ya se está preguntando: -¿Cómo serán las pistas de Mali? ¿hará tanta calor? ... -





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