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martes, 22 de febrero de 2011

GUÍA DE CERDEÑA: CARNAVALES (I)

La isla de Cerdeña guarda celosamente sus tradiciones. Ahora, en estos días, durante los carnavales, diversas poblaciones hacen gala de sus más profundas raíces. Aquí os relato lo más sorprendente que podemos ver en dos de ellas: Ottana y Mamoiada.

Ottana, población con apenas 2.500 habitantes, se halla en el extremo occidental de la región de la Barbagia.  Durante siglos las gentes del lugar vivían de la ganadería. Esa tradición pastoril sigue manifestándose durante los ineludibles carnavales, de alto interés antropológico.
           

          La celebración tiene como protagonistas a “sos Merdules”, “Sos Boes” y “Sa Filonzana”. Los Merdules representan al cosmos campesino, van vestidos de negro y lucen una máscara de madera grotesca, esos personajes llevan atados de una cuerda a los Boes, a los que incluso pueden fustigar con un látigo. Los Boes lucen máscaras de madera con rasgos estilizados de cabezas de burros, cabras o reses, el cuerpo está completamente cubierto de pieles blancas y hacen sonar varios cencerros que llevan atados en la cintura. El otro protagonista, la Filonzana representa a una anciana, con una repulsiva máscara negra, casi a una bruja, y simboliza la mala suerte.


Mamoiada es otra pequeña población de la Barbagia, la cual debe visitarse durante los días de carnaval, el más enigmático y sobrecogedor de los que se celebran en Cerdeña. Los orígenes de la fiesta se pierden en los tiempos, tanto que hay antropólogos que le otorgan influencias de la civilización nurágica.
Los personajes que forman el entramado de la fiesta son los mamuthones y los issohadores. Los mamuthones, los principales protagonistas; son tan extraños que es difícil discernir cuál es su papel y qué significa. El atavío los hace insólitos y grotescos; por sus máscaras, cuesta desentrañar si asustan o dan lástima. Un gran abrigo de lana cubre el cuerpo del mamuthón, un pañuelo le tapa la cabeza y una máscara negra de rasgos caricaturescos, la cara. Enormes cencerros le forran la espalda, y unas pocas campanas cuelgan de su cuello. Grupos formados por doce mamuthones recorren las calles en dos filas, avanzan realizando un estudiado baile de gestos bruscos que hace sonar los cencerros.
Los otros personajes, los issohadores, son los guardianes de los mamuthones, visten botas altas, ciñen un mantón de Manila en la cintura y una casa roja cubre el cuerpo; en torno a éste disponen una banda de cascabeles. Van tocados con gorro negro y pañuelo blanco al cuello, una máscara blanca oculta la cara. Utilizan lazos corredizos, con los que van “cazando” a los espectadores del cortejo.

Durante la fiesta, la plaza del pueblo se llena de gente dispuesta a saborear los dulces populares y bailar al son del acordeón diatónico.*


*Extracto de la guía: RUMBO A CERDEÑA, de Toni Vives, Editorial Laertes


miércoles, 9 de febrero de 2011

GUÍA DE CHINA EL AÑO NUEVO

El Año del Conejo de metal


Las restricciones que impone China a Facebook y los blogs, me han impedido poderos describir en directo las experiencias de las celebraciones del Año Nuevo chino. El pasado día 3 se entró el año del Conejo (o de la Liebre), según el calendario lunar, utilizado para calcular las fiestas populares (las de carácter oficial se rigen por el calendario solar, lo mismo que nosotros), año que acabará el 22 de enero de 2012, cuando entrará el del Dragón. El Año Nuevo coincide con el punto medio entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera.
Las características asociadas a las personas que tienen como signo el conejo (nacidas en 1927, 1939, 1951, 1963, 1975, 1987, 1999 y 2011) son la inteligencia, el sabio consejo, la autosuficiencia, la individualidad y sobre todo la longevidad. En teoría, el año que nos espera debería ser tranquilo y sin demasiados sobresaltos.
 Los cinco elementos y el zodiaco chino

 
La astrología china utiliza el sistema sexagesimal (ciclos de sesenta años), los cinco elementos básicos de la naturaleza y doce animales simbólicos. Los elementos son: la madera, el fuego, la tierra, el metal y el agua. Los animales son: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo. Durante el ciclo (cinco rotaciones de los doce animales que forman el zodiaco) cada animal está asociado con cada uno de los cinco elementos básicos. Los años son alternativamente yin (los impares) y yang (los pares). Así por ejemplo, en 2011 es el año del Conejo-metal-yin. Cada doce años se completa lo que se conoce como "Gran Año".

Cada uno de los cinco elementos tiene su propio significado. La madera representa el viento y está asociada a la belleza y armonía, es símbolo de artistas y agricultores. El fuego corresponde al calor (verano), vinculado a la abundancia y la pasión; atributo de los militares y personas de acción. La tierra representa la humedad, relacionada a la fertilidad y la prudencia, es el distintivo de finanzas y negocios. El metal encarna el otoño, asociado a la pureza y la firmeza, es la imagen de la justicia (abogados y letrados). El agua corresponde al frío (noche e invierno), se la conecta con la lucidez y la calma, encarnando la meditación, propia de comerciantes y artesanos.
Los elementos están relacionados entre sí, en un círculo cerrado. El fuego domina el metal, el agua somete al fuego, la tierra manda sobre el agua, la madera conquista la tierra, el metal subyuga a la madera.
Cada animal tiene asociadas unas características que, de acuerdo a la tradición determinan un carácter y manera de ser. Para un chino conocer esta información le permite vivir en armonía con el Universo y le permite evitar acciones que pueden perjudicar (relaciones, fechas propicias, etc.). El orden en que suceden los animales viene determinado por una leyenda que cuenta que al morir Buda la Rata fue convocada para crear el zodíaco chino, y el orden actual se corresponde a lo que ella les fue convocando uno a uno: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo.
                                                                                     

La celebración

Como China es tan grande y hay tanta diversidad cultural, las celebraciones varían de un lugar a otro, yo os cuento como lo he vivido en Shanghai.
La fiesta es bastante parecida a nuestras Navidades. La "noche vieja" se reúnen las familias en torno a una mesa, disfrutando de un banquete variado, donde suelen dominar los gustos dulces. Los niños pueden hacer alguna actuación ante los parientes y luego reciben de los mayores un sobre rojo con una pequeña cantidad de dinero. Poco antes de la medianoche todo el mundo sale a la calle a tirar petardos. ¿Os podéis imaginar una ciudad como Shanghai con millones de personas haciendo estallar al mismo tiempo miles y miles de tracas? El ruido, el humo y el olor a pólvora lo envuelven todo. Durante horas los fuegos artificiales iluminan el cielo. Por la mañana del Año Nuevo se hacen visitas a familiares y mucha gente acude a los templos budistas, donde se queman barritas de incienso dirigiendo las plegarias a los cuatro puntos cardinales. Durante toda la semana se suceden los banquetes, las excursiones multitudinarias a lugares representativos del país. Se desplazan multitudes de chinos, este año se estima que más de 250 millones. Se hace muy difícil encontrar plazas en los trenes y aviones y la mayoría de hoteles llenan todas las habitaciones, por eso quien quiera visitar China en estas fechas tendrá que hacer las reservas con bastante anticipación. Al cuarto día del año, por la noche, se vuelven a encender fuegos artificiales y hacer estallar tracas, la tradición dice que esto favorece la economía de quien tira los petardos.
A pesar de las dificultades de alojamiento y desplazamiento, la fiesta es magnífica. ¡Hay que vivirla al menos una vez en la vida!