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viernes, 28 de enero de 2011

GUIA DE IRAN:PLAZA DEL IMAM DE ISFAHAN

Isfahán es uno de los hitos para quienes viajan a Irán. La abundancia, diversidad y magnificencia de los monumentos y el benigno clima, son atractivos más que suficientes, pero si a todo eso le sumamos la variada oferta en artesanía que encontramos en los bazares y sobre todo la gentileza de sus gentes, es evidente que Isfahán es un destino que merece ser recorrido y vivido con tranquilidad y detenimiento. El corazón de la ciudad, la plaza Naghsh-e-Jahan (plaza del Imam) y su entorno más próximo, son desde el año 1979 un Bien Cultural incluido en el catálogo del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Es innegable que esta plaza es algo fuera de lo común. Es de forma rectangular, muy alargada y orientada de nor-noroeste a sur-sudeste. Mide 510 metros de largo por 165 de ancho, lo que la convierte en una de las mayores del mundo. Fue construida por órdenes del monarca Sha Abbas I en 1612, y se encuentra completamente urbanizada, siguiendo un orden perfecto que sólo queda roto por cuatro monumentos de excepción. La armonía del conjunto viene marcada por una fachada corrida de dos pisos de altura, la planta baja está formada por cientos de puertas idénticas, todas rematadas por el arco persa. El piso superior, de las mismas dimensiones, sigue con la tónica de la planta inferior, aquí en vez de puertas son balcones formando un arco persa igual al de los bajos.
          Los elementos que quebrantan la unidad estética de la plaza, son un contrapunto maravilloso, cada uno de ellos con su propia personalidad. En el lado norte destaca el portal Qaisarieh, el cual da acceso a uno de los más bellos bazares de la tierra. El flanco sur se halla ocupado por la mezquita del Imam, una obra excepcional en la historia de la arquitectura. En el lado oeste, en su tercio sur, se eleva majestuoso el palacio Ali Qapu, y justo en la parte opuesta de la plaza, casi queriendo pasar desapercibida, está la portada de la mezquita Lotfollah, pero por encima sobresale su espléndida cúpula.

          La plaza, antes de la llegada de Sha Abbas I era un territorio descampado que se abría junto a unos jardines imperiales llamados Naqsh-e Jahan, que significa “Imagen del Mundo”. La intención del monarca era urbanizar la ciudad hacia el río. Después, y hasta la Revolución, la plaza se llamó Meidan-e Sha, (plaza Real). El lugar, durante el reinado safávida, estaba destinado a magnos eventos, pero es famosa su utilización como campo de polo. En los extremos de la plaza, frente a la mezquita del Imam y delante del bazar, se pueden ver los postes de mármol que servían de porterías.
          Actualmente la plaza es la mayor concentración de tiendas de artesanía del país. Aquí encontramos negocios de anticuarios; puestos de venta de latón esmaltado, una de las producciones locales con más fama y cuyos artesanos son auténticos virtuosos en el dominio de la técnica; alfombras; numismática; tapices; cerámica y un sinfín de artículos pensados para el turista, desde las típicas postales a primorosos trabajos de miniatura.*

*Texto extraído del libro: RUMBO A IRÁN, de Toni Vives. Editorial Laertes.

jueves, 20 de enero de 2011

GUÍA DE CHINA – El Patrimonio Mundial de Unesco (II)


En la anterior entrega os describí el Palacio Imperial de Beijing, uno de los que conforma el lugar de Unesco llamado Palacios Imperiales chinos. Hoy me referiré al menos conocido de los dos monumentos, ubicado en la rica ciudad de Shenyang.
Os sitúo: Shenyang está situada 631 km en línea recta, al nordeste de Beijing, cerca de la frontera de Corea del Norte. Es la capital de la provincia de Liaoning y ante nuestros ojos se muestra como una urbe muy ordenada y limpia, a pesar de ser el mayor centro industrial del norte chino no costero y de sus casi seis millones de habitantes. Durante siglos fue el centro político de los manchúes y allí nació la última dinastía, la Qing, en 1616. Y fue el primer emperador Qing, Tian Mian (1616 – 1626) quien inició las obras del palacio. Shenyang fue la capital de China durante casi tres décadas. En 1644 los manchúes conquistaron Beijing y ésta ciudad recuperó su capitalidad.

LOS PALACIOS IMPERIALES DE BEIJING Y SHENYANG (segunda parte)
Unesco decidió en 2004 ampliar el lugar Palacio Imperial de Beijing con el también Palacio Imperial de Shenyang. Su construcción se inició en 1625. Fue creado como residencia del emperador Tian Ming, posteriormente lo habitó Tiancong. Ambos emperadores manchú fueron los predecesores de la dinastía Qing. Una vez la última dinastía china estuvo asentada en Beijing, se continuó agrandando el palacio, en especial durante el mandato de Qianlong.


      Su planta recuerda a la Ciudad Prohibida de Beijing, pero con unas dimensiones sensiblemente menores; la superficie total es de 60.000 m2. Presenta tres bloques: el oriental, el central y el occidental; la entrada se hace por el lado oriental. Las construcciones más notables del primer bloque son el Salón Dazhong y el quiosco Shiwang. Este último edificio es el más característico de todo el palacio; se halla aislado en el centro de un gran patio, precedido a cada lado por cuatro pabellones dispuestos como si fuesen tiendas en un campamento militar. El salón es de planta octogonal, construido sobre un basamento y con una cubierta doble de teja amarilla. En el interior está el recargado trono imperial; desde aquí el emperador presidía los actos más destacados. El quiosco Shiwang era ocupado por príncipes y jefes militares.




      Del bloque central destacan el Salón Chongzheng y el palacio del Fénix, y detrás y a un nivel superior, el palacio Qingning, lugar destinado a emperatrices y concubinas. En el bloque occidental se halla el pabellón Wenshuo, con tres pisos en el interior pero sólo dos en su fachada. Fue construido por orden expresa de Qianlong para albergar una biblioteca, donde se reunieron los cuatro libros que recogían toda la sabiduría china del momento (los cuatro libros representaban de hecho más de 30.000 volúmenes). El palacio cuenta también con otras piezas de arte tales como: obras caligráficas de maestros de las dinastías Ming y Qing, porcelanas y utensilios lacados*
*Texto extraído del libro: RUMBO A CHINA, de Toni Vives y Josep Giró. Editorial Laertes.

martes, 11 de enero de 2011

GUÍA DE CHINA – El Patrimonio Mundial de Unesco (I)

¡Uf!, por fin se acabaron las Fiestas. Con tanta cena, jolgorio, encuentros familiares y con viejas amistades, además de la resaca y las digestiones pesadas, van pasando los días y apenas queda tiempo para escribir nada. Pero, ya está. Hasta la Navidad del 2011. Ahora ya no hay escusa para volver a actualizar el blog. Para empezar el año os hago una descripción del que es el primer Patrimonio Mundial que se otorgó a China.

LOS PALACIOS IMPERIALES DE BEIJING Y SHENYANG (primera parte)

Palacio Imperial de Beijing

Palacio Imperial de Shenyang
Todos recordamos las imágenes cinematográficas en las que se muestra la proclamación del Emperador Puyi en 1908, el último de la dinastía Qing y por consiguiente también el último monarca chino. Para refrescar la memoria, esas imágenes las vimos en el magnífico film de Bernardo Bertolucci El último Emperador, película del año 1988 por la que la Academia de Hollywood premió con nueve Oscar. Las espectaculares escenas, llenas de color, fueron rodadas en el mismo escenario donde en la realidad se produjeron los hechos: el Palacio Imperial de Beijing, más conocido como la Ciudad Prohibida o la Ciudad Púrpura.
                El Palacio Imperial de Beijing fue incorporado a la lista del Patrimonio Mundial de Unesco el año 1987 y en el 2004 se incluyó como ampliación de los Palacios Imperiales chinos el de Shenyang.
Los que hayáis tenido la suerte de viajar a la capital china seguro que una de las visitas habrá sido a la Ciudad Prohibida. Habréis comprobado la grandiosidad del palacio, la fantasía de sus edificios, la elegancia de las decoraciones, la mesura de sus jardines y sobretodo el equilibrio y proporción en todo el conjunto, algo propio de una planificación con una buena base de fengshui. Para quienes no conozcáis Beijing, os hago un breve resumen de lo que es esa Ciudad Púrpura intentando que con un poco de imaginación de vuestra parte podáis entrever la magnificencia de la arquitectura palaciega llevada a su mejor extremo.


La Ciudad Prohibida se halla en el centro geográfico de la ciudad de Beijing y ha sido la residencia imperial de diversos emperadores de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). El inicio de su construcción se remonta al año 1421 y las obras principales duraron trece años. Durante aquel tiempo trabajaron allí más de 200.000 personas. La superficie palaciega es de 72 hectáreas (el equivalente a 72 estadios de futbol), de las cuales 15 están ocupadas por pabellones y palacios, sumando en total 9.000 habitaciones. El recinto se halla completamente rodeado por un alto muro y un foso con agua de 50 metros de anchura, por el interior discurre la corriente de un riachuelo. El acceso a la muralla se realiza desde el sur, partiendo de la plaza Tian’anmen, cruzando por la majestuosa Puerta de la Paz Celestial (esta es la famosa portalada que habréis visto muchas veces en TV, presidida por un gran retrato de Mao Zedong). Después de atravesar un amplio parque nos encontramos ante la que es entrada al rectángulo amurallado, ya tras el canal acuático, es la Puerta del Meridiano. En sus momentos de esplendor, la Ciudad Prohibida sólo era visitada por altos funcionarios, militares y el personal más allegado al emperador, en algunas zonas el acceso quedaba restringido al emperador, su esposa y las concubinas y sus criados eunucos.
Lo que a partir de este momento vamos descubriendo es un rosario de palacios que siguen un eje central, flanqueados por otros a ambos lados y elegantes puertas (edificios que se cruzan y dan acceso a un nuevo ambiente), todo ello jalonado por espacios abiertos, altares y jardines. De esta manera se suceden la Puerta de la Armonía Suprema, el Palacio de la Suprema Armonía, el Palacio de la Perfecta Armonía, el Palacio de la Perseverancia de la Armonía, la Puerta de la Pureza Celestial, el Palacio de la Pureza Celestial, el Palacio de la Unión, Palacio de la Tranquilidad Terrestre, Puerta de la Tranquilidad Terrestre, y así un largo etcétera de pabellones y palacios menores. Cabe destacar el muro de los Dragones, formado en altorrelieve de cerámica polícroma, uno de los conjuntos, a mi parecer, más bellos del Palacio Imperial. Otros detalles a no perderse son las esculturas en bronce representando leones, grullas o tortugas, las hay por doquier, algunas son espectaculares. Y tampoco hay que perderse los distintos museos alojados en pabellones y palacios, algunos tan importantes como el museo de los Relojes, el de la Porcelana, el de los Bronces y el Palacio de los Tesoros; en ellos podremos ver desde una clepsidra (enorme y antiquísimo reloj que funciona con agua) o algunas piezas de jade tallado de dimensiones descomunales.

La visita al detalle de todos los edificios y pabellones abiertos al público puede suponer una jornada completa.